jueves, 5 de diciembre de 2013

Personas en el corazón: Luquitas

Una vez cada tanto uno tiene la suerte de conocer a una persona que se convertirá en un punto clave de la vida, en uno de esos amigos del alma. Yo he tenido suerte varias veces. He conocido personas de todo el mundo que me han sostenido, me han escuchado llorar, decir malas palabras, me han visto con grandes ojeras, con muchas cervezas y también con sonrisas, con buenas noticias, con disfraces. Afirmo que los he visto en las mismas circunstancias.

Cuento entre ese grupo de amigos a una gran persona de Indonesia y a uno de la India, que me enseñó a presentarme en hindi, aunque no es su idioma oficial. También tengo una gran amiga de Australia con la que tenemos doce horas de diferencia por lo que ella me dice buenos días y yo respondo buenas noches. A los mejores consejos de hermana mayor me los dio una fotógrafa (ex modelo) macedonia. Aunque la lista sigue, tengo que admitir que las personas con las que conecto mejor, con las que se crea una relación de alma, esas son las que, igual que yo, son latinas.

Podría pasarme hojas enteras escribiendo sobre cada una de estas personas que ha hecho mi vida especial, sin embargo, esta es una ocasión especial en la que les quiero contar sobre Luquitas.

A Lucas lo conocí gracias a que otro amigo argentino me dijo que a veces se juntaban en la sala de recreaciones a tomar mate, que si quería ir, que fuera. Así que lo hice y al llegar este muchacho con cara de dormido, campera de nailon y las manos en los bolsillos estaba sentado con el termo y el mate frente a sus ojos semi cerrados. Como por aquella época no tenía mucha vergüenza les dije sin rodeos: "Soy Catalina, vengo a tomar mate". Y luego, tan simple como eso, nos hicimos amigos.

Lucas es, sobre todas las cosas, una gran persona. Muy seguro de sí mismo, él arranca y dale que va, sin mucha vergüenza en la que refugiarse, supo hacerse mala fama. También es un gran cebador de mate y un mejor cocinero. Hace no tanto, además, tuvo su primera aparición en tv, en un programa de cocina y la única razón por la que no consiguió un contrato permanente es porque no me hizo caso: no salió al aire vistiendo sólo el delantal.

Además, también es un excelente fotógrafo, detalle por lo que le tengo un poco de envidia (¿quién puede cocinar tan bien y sacar fotos también?). Y, el día de hoy emprende un nuevo viaje, una nueva aventura. Personalmente, no puedo creer que voy a estar en un barco sin él, sin su novia y sin las empanadas que él cocina. Pero le deseo el mejor de los contratos, como siempre.

Un beso amigo, ya nos volveremos a ver.



Arriba: Thais, Ricardo, yo.
Abajo: Tami, Lucas.
Fiesta de despedida de los cinco el contrato pasado.

Olden, Noruega. Aires puros y mate.
De iz. a der: yo, Lucas, Lauri y Claudio

Esta foto en el Coliseo fue sacada por el amigo que nos presentó:
Claudio.