Lisboa es una de las ciudades que más me gustan. Cálida, simple, colorida. Las personas locales no se andan con vueltas: nada de falsas sonrisas ni palabras llenas de flores. Completamente contrario al Costumer Service estadounidense, los lusitanos van y vienen como son: como todas las personas, tienen días buenos y días malos. Esa sinceridad me encanta.
Entonces viene este hombre, Suizo-Alemán (la peor combinación) y se pone a hablar conmigo como si me interesara su vida. Comienza a contarme de la vez que cruzó el canal del Panamá, de un hotel hermoso en San Francisco y, aún no sé cómo, llegó a Europa y a marcar un índice totalmente diferente al mío, de ciudades. "Acá está Roma", me dijo colocando la mano a la altura de su cabeza (era un señor bastante alto). Luego se agacha y a la altura del suelo vuelve a marcar con la mano "Acá, Barcelona". Primer problema. Todo bien con Roma, me encanta, ojalá pudiera volver cada año de mi vida, pero ¿A quién se le ocurre que las ruinas romanas pueden ser tanto mejores que una ciudad tan llena de vida, tan cosmopolita, como es Barcelona. Yo continué con mi sonrisa porque, después de todo, para eso me pagan, para sonreír. El hombre, que pareció no darse cuenta de ese Costumer Service, de esa falsa sonrisa que le dirigía y de que prefería estar en cualquier otro lugar menos escuchando sus comentarios poco interesantes, continuó: "Y más abajo del subsuelo está Lisboa. Qué ciudad apestosa, vieja".
Me mordí la lengua.
Y el señor continuó.
"Quise tomarme un taxi y le dije 'al barco', '¿qué es un barco?' me preguntaron"
La verdad es que intento ser mejor cada día en eso de morderme la lengua pero en esa ocasión, fracasé.
"Ah, así que usted habla portugués", le dije en tono casual.
"No", por supuesto que no. ¿y cómo espera que una persona que vive día tras día con su propio idioma aprenda el suyo o cualquier otro sólo para usted pueda calificar la ciudad mejor. "Luego traté en francés", insistió el hombre y consideré que ya era hora de irme.
domingo, 31 de agosto de 2014
domingo, 20 de abril de 2014
lunes, 3 de marzo de 2014
Pistacho Photography
Hace dos años les entregaba las fotos de su casamiento a estas dos personas encantadoras, Cristian y Mónica. A él, al Toto, lo conozco desde siempre y tuve el placer de conocer a su novia con la noticia de que se casaban. No sólo fui una invitada al Gran día, sino que me concedieron el honor de guardar el recuerdo del día más importante en la vida de los dos.
Me gustaría compartir con ustedes mi nuevo emprendimiento, que ya no es sólo mío, sino que va con compañero: Pistacho Photography es nuestro estudio. Nos dedicamos a los retratos internacionales y a las Destination Weddings. ¿Por qué? Bueno, porque es la forma que encontré para estar en casa (en Uruguay) y en la casa de mi novio (Portugal) ¡más o menos a la misma vez!
Los invito a visitar nuestra página web: http://www.pistachophotography.com/
a seguirnos en twitter: @pistachophoto
o a ver nuestro trabajo en facebook: https://www.facebook.com/pistachophotography
¡Muchas, muchas gracias y esperemos que les guste!
Catalina (y Ricardo)
viernes, 24 de enero de 2014
Como el flautista
Como aquella historia del Flautista que se llevaba a todos los niños de Hamelin tras él con la música de su instrumento, este burbujista español conquistó a todos los niños que pasaron cerca de él con sus magníficas burbujas.
Era el final de un día cálido de otoño en Barcelona y nada podría haber vuelto el día más perfecto que esto.
Era el final de un día cálido de otoño en Barcelona y nada podría haber vuelto el día más perfecto que esto.
Ubicación:
Barcelona, España
sábado, 11 de enero de 2014
Canal del Panamá: al Este y al Oeste
La primera entrada del 2014 tenía que venir con toda la fuerza y ¿qué mejor que caminar entre los locks del canal del Panamá? Cruzar el lago Gatún, los locks del Colón, cruzar el país por tierra bordeando esas mismas aguas que llevan miles de barcos de una punta del mundo al otro. Es extraño y hasta divertido como para ir del Atlántico al Pacífico, de Colón a Miraflores, uno va de Oeste a Este, aunque el Atlántico quede al Este del Pacífico.
Diez mil personas trabajan en el Canal, pero es un número aún menor de seres autorizados a caminar por el canal. Tuve la gran fortuna de ser una de esas menos de 10 mil personas. Pude caminar justo al lado de las locomotoras, cruzar las compuertas mientras veía como el barco se nivelaba con el agua al otro lado de esa misma compuerta en la que yo estaba parada.
Crystal Serenity llegando a Pedro Miguel.
Gatún.
No dejé de admirar el proceso del canal en ningún momento del día. Ni el calor ni la humedad pudo conmigo, crucé Panamá siguiendo al barco para el que trabajo, observando cada vez como el nivel del agua subía y bajaba por gravedad para que este crucero inmenso pudiera atravesar de Atlántico a Pacífico.
Una experiencia tan increíble que, en lugar de dejarme sin palabras, me llenó de ellas.
domingo, 15 de diciembre de 2013
jueves, 5 de diciembre de 2013
Personas en el corazón: Luquitas

Cuento entre ese grupo de amigos a una gran persona de Indonesia y a uno de la India, que me enseñó a presentarme en hindi, aunque no es su idioma oficial. También tengo una gran amiga de Australia con la que tenemos doce horas de diferencia por lo que ella me dice buenos días y yo respondo buenas noches. A los mejores consejos de hermana mayor me los dio una fotógrafa (ex modelo) macedonia. Aunque la lista sigue, tengo que admitir que las personas con las que conecto mejor, con las que se crea una relación de alma, esas son las que, igual que yo, son latinas.
Podría pasarme hojas enteras escribiendo sobre cada una de estas personas que ha hecho mi vida especial, sin embargo, esta es una ocasión especial en la que les quiero contar sobre Luquitas.
Podría pasarme hojas enteras escribiendo sobre cada una de estas personas que ha hecho mi vida especial, sin embargo, esta es una ocasión especial en la que les quiero contar sobre Luquitas.
A Lucas lo conocí gracias a que otro amigo argentino me dijo que a veces se juntaban en la sala de recreaciones a tomar mate, que si quería ir, que fuera. Así que lo hice y al llegar este muchacho con cara de dormido, campera de nailon y las manos en los bolsillos estaba sentado con el termo y el mate frente a sus ojos semi cerrados. Como por aquella época no tenía mucha vergüenza les dije sin rodeos: "Soy Catalina, vengo a tomar mate". Y luego, tan simple como eso, nos hicimos amigos.
Lucas es, sobre todas las cosas, una gran persona. Muy seguro de sí mismo, él arranca y dale que va, sin mucha vergüenza en la que refugiarse, supo hacerse mala fama. También es un gran cebador de mate y un mejor cocinero. Hace no tanto, además, tuvo su primera aparición en tv, en un programa de cocina y la única razón por la que no consiguió un contrato permanente es porque no me hizo caso: no salió al aire vistiendo sólo el delantal.
Además, también es un excelente fotógrafo, detalle por lo que le tengo un poco de envidia (¿quién puede cocinar tan bien y sacar fotos también?). Y, el día de hoy emprende un nuevo viaje, una nueva aventura. Personalmente, no puedo creer que voy a estar en un barco sin él, sin su novia y sin las empanadas que él cocina. Pero le deseo el mejor de los contratos, como siempre.
Un beso amigo, ya nos volveremos a ver.
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Arriba: Thais, Ricardo, yo. Abajo: Tami, Lucas. Fiesta de despedida de los cinco el contrato pasado. |
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Olden, Noruega. Aires puros y mate. De iz. a der: yo, Lucas, Lauri y Claudio |
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Esta foto en el Coliseo fue sacada por el amigo que nos presentó: Claudio. |
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