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viernes, 24 de enero de 2014

Como el flautista

Como aquella historia del Flautista que se llevaba a todos los niños de Hamelin tras él con la música de su instrumento, este burbujista español conquistó a todos los niños que pasaron cerca de él con sus magníficas burbujas.

Era el final de un día cálido de otoño en Barcelona y nada podría haber vuelto el día más perfecto que esto.



sábado, 11 de enero de 2014

Canal del Panamá: al Este y al Oeste

La primera entrada del 2014 tenía que venir con toda la fuerza y ¿qué mejor que caminar entre los locks del canal del Panamá? Cruzar el lago Gatún, los locks del Colón, cruzar el país por tierra bordeando esas mismas aguas que llevan miles de barcos de una punta del mundo al otro. Es extraño y hasta divertido como para ir del Atlántico al Pacífico, de Colón a Miraflores, uno va de Oeste a Este, aunque el Atlántico quede al Este del Pacífico.


Diez mil personas trabajan en el Canal, pero es un número aún menor de seres autorizados a caminar por el canal. Tuve la gran fortuna de ser una de esas menos de 10 mil personas. Pude caminar justo al lado de las locomotoras, cruzar las compuertas mientras veía como el barco se nivelaba con el agua al otro lado de esa misma compuerta en la que yo estaba parada.





Crystal Serenity llegando a Pedro Miguel.


Gatún.

No dejé de admirar el proceso del canal en ningún momento del día. Ni el calor ni la humedad pudo conmigo, crucé Panamá siguiendo al barco para el que trabajo, observando cada vez como el nivel del agua subía y bajaba por gravedad para que este crucero inmenso pudiera atravesar de Atlántico a Pacífico.

Una experiencia tan increíble que, en lugar de dejarme sin palabras, me llenó de ellas.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Personas en el corazón: Luquitas

Una vez cada tanto uno tiene la suerte de conocer a una persona que se convertirá en un punto clave de la vida, en uno de esos amigos del alma. Yo he tenido suerte varias veces. He conocido personas de todo el mundo que me han sostenido, me han escuchado llorar, decir malas palabras, me han visto con grandes ojeras, con muchas cervezas y también con sonrisas, con buenas noticias, con disfraces. Afirmo que los he visto en las mismas circunstancias.

Cuento entre ese grupo de amigos a una gran persona de Indonesia y a uno de la India, que me enseñó a presentarme en hindi, aunque no es su idioma oficial. También tengo una gran amiga de Australia con la que tenemos doce horas de diferencia por lo que ella me dice buenos días y yo respondo buenas noches. A los mejores consejos de hermana mayor me los dio una fotógrafa (ex modelo) macedonia. Aunque la lista sigue, tengo que admitir que las personas con las que conecto mejor, con las que se crea una relación de alma, esas son las que, igual que yo, son latinas.

Podría pasarme hojas enteras escribiendo sobre cada una de estas personas que ha hecho mi vida especial, sin embargo, esta es una ocasión especial en la que les quiero contar sobre Luquitas.

A Lucas lo conocí gracias a que otro amigo argentino me dijo que a veces se juntaban en la sala de recreaciones a tomar mate, que si quería ir, que fuera. Así que lo hice y al llegar este muchacho con cara de dormido, campera de nailon y las manos en los bolsillos estaba sentado con el termo y el mate frente a sus ojos semi cerrados. Como por aquella época no tenía mucha vergüenza les dije sin rodeos: "Soy Catalina, vengo a tomar mate". Y luego, tan simple como eso, nos hicimos amigos.

Lucas es, sobre todas las cosas, una gran persona. Muy seguro de sí mismo, él arranca y dale que va, sin mucha vergüenza en la que refugiarse, supo hacerse mala fama. También es un gran cebador de mate y un mejor cocinero. Hace no tanto, además, tuvo su primera aparición en tv, en un programa de cocina y la única razón por la que no consiguió un contrato permanente es porque no me hizo caso: no salió al aire vistiendo sólo el delantal.

Además, también es un excelente fotógrafo, detalle por lo que le tengo un poco de envidia (¿quién puede cocinar tan bien y sacar fotos también?). Y, el día de hoy emprende un nuevo viaje, una nueva aventura. Personalmente, no puedo creer que voy a estar en un barco sin él, sin su novia y sin las empanadas que él cocina. Pero le deseo el mejor de los contratos, como siempre.

Un beso amigo, ya nos volveremos a ver.



Arriba: Thais, Ricardo, yo.
Abajo: Tami, Lucas.
Fiesta de despedida de los cinco el contrato pasado.

Olden, Noruega. Aires puros y mate.
De iz. a der: yo, Lucas, Lauri y Claudio

Esta foto en el Coliseo fue sacada por el amigo que nos presentó:
Claudio.


lunes, 18 de noviembre de 2013

Miles de ojos esperando la llegada

Malta es una pequeña isla, un punto en el mapa que a no ser por su posición geográfica, que la acerca a todos los que supieron ser grandes imperios, sería insignificante. Pero gracias a estar donde está, a esta isla nunca la dejaron tranquila.

Su capital, La Valeta, se fundó gracias a las Cruzadas: era a donde se llevaban a los caballeros heridos para su recuperación. Fue parte de muchas naciones, tanto que el idioma maltés es una mezcla de inglés, árabe, quién-sabe-qué-más; luego de pasar por diferentes religiones, se definió la católica, por lo que para demostrar esa decisión, colocaron una virgen o un santo en un pedestal en cada esquina.

Siempre fue una isla de guerra, desde la época de las cruzadas hasta la Guerra fría, Malta estuvo involucrada en este o aquel conflicto y no puedo dejar de pensar en eso mientras me acerco a la isla. A lo lejos, desde el mar, se ve un punto color ocre. El barco se acerca, despacio, esperando al piloto y en la entrada a La Valeta, todos los edificios de piedra de ese color tan particular se me antojan a miles de ojos observando cada movimiento de los barcos que se acercan y se alejan del fuerte, las ventanas son agujeros negros que contrastan con el color ocre que reina en la sila. Y mientras más nos acercamos, más observada me sentía.

La Valeta siempre me resultó horriblemente calurosa. Al estar al sur de Italia, tan cerca de Africa, bueno, todo Malta es calurosa, pero más allá de la temperatura ambiente, ese color anaranjado que cubre la ciudad y las calles pequeñas, embotan el aire y hacen que uno se siente preso de la falta de brisa. Por suerte para nosotros, llegamos a otro lugar, donde reinaban los colores y el aire del mar se colaba por todos los callejones.

Cruzamos media isla al sur para llegar a un puerto pesquero donde los botes estaban todos pintados de colores llamativos, donde los edificios eran más blancos que ocres y la costa estaba vestida de cafés. Hermoso paisaje para olvidarse de todos los ojos que me observaron por la mañana.

Malta resultó ser una sorpresa pues esperaba el bochorno de las calles pequeñas de La Valeta, sin embargo, cambió por completo mi visión de la isla. Sí que es una joya del mediterráneo.


Pueden leer el artículo sobre Malta que escribí para la revista Seisgrados de Uruguay pinchando aquí.

domingo, 19 de mayo de 2013

Snaps en una isla de piratas: Domínica

Domínica no es República Dominicana. Es una isla mucho más pequeña que no comparte terreno con Hití. Es una isla amigable, de playas lejanas y personas dispuestas a mostrar lugares. Es mi isla del caribe (de las que llegué a ver) favorita. Aquí les dejo algunas fotos para iluminar el panorama. 

Bar que se gloría de tener el mejor ron del Caribe. Si es cierto o no, la verdad que no lo puedo decir porque cada vez que entré pedí cerveza.

Puesto callejero donde venden jugo de frutas naturales. Dulces y fríos: son deliciosos.

Chicas locales muy simpáticas. Trataban de robarme la cartera e invitarme a sus casas al mismo tiempo. La que está en el centro es estudiante de Administración y no le gusta.

La biblioteca de Ruseau, la capital de Domínica, queda en un acantilado con vista a la bahía. Esta chica salió del colegio y se sentó a estudiar en uno de los bancos en el jardín de la biblioteca (que tiene wi fi gratis).