domingo, 1 de abril de 2012

Puerto nuevo

La emoción del puerto nuevo.

El éxtasis de no saber qué se va a encontrar.

Seguridad da la autorización y doy un paso fuera del barco. En la primera bocanada de aire me lleno de un nuevo destino.

Ver una ciudad por primera vez, para mi, es tratar de interpretar de qué va. La arquitectura, los parques, los tarros de basura. Sin caer en la intelectualidad de saber quién fue el arquitecto del parque o qué flores lo decoran, es mucho más profundo que eso: es sentir que me gusta o no. Las calles atiborradas de carteles y edificios superpoderosos que vi en Busan que no tenían nada que ver con el paisaje de la ciudad con la que me encontraba dos cuadras después, donde un Buda descansaba en la mitad de la cuadra.

Lo más extraño fue encontrarme con la taquicardia y la sonrisa lánguida del puerto nuevo pero caminando hacia la ciudad vieja de Montevideo.

Quince minutos antes mi amigo Carlito me había dicho, por chat, que estaba en Montevideo. Amo el Star Princess, es la esperanza que me da de volver a encontrarme con todos los amigos que uno deja desparramados por el mundo.

Caminaba por 18 de julio mirando los edificios, los postes de las luces, cada uno con su macetero. Intentaba imaginarme cómo lo vería una persona por primera vez. ¿Qué imagen tendría de mi ciudad? También vi pasajes de ómnibus y colillas de cigarros en el piso, aunque lo que da más pena es que en Montevideo sí hay tarros de basura.

Crucé la plaza independencia, pasé delante del violinista desafinado y del señor que limpia botas. Me crucé con muchas personas que, sin necesidad de presentaciones, reconocí como cruceristas. Es que son inconfundibles, tienen todo el aire de turista renegado. Desde cómo se cuelgan la cámara de fotos hasta la altura de las medias.

Esa emoción, esa sonrisa que no se despega de la cara, las ganas de seguir caminando, de ver más, de encontrarse en una ciudad ajena, eso no se puede cortar. Y si todo eso pasa en una ciudad que no pertenece a uno, cuando sucede en su hogar, entonces todo se multiplica.

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